GACETA

¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE MEDITACIÓN?

De qué hablamos cuando hablamos de…

… meditación, vipassana, samatha, mindfulness …

La “meditación” se viene practicando desde hace más de 2.500 años en diferentes religiones y creencias, aunque no constituye una religión en sí misma. Existen formas de meditar diversas según la tradición espiritual, y un elemento presente en todas ellas es la concentración.

En la meditación budista, la concentración juega también un papel importante. Y dentro del budismo está la tradición Theravada, que sirve de guía a la meditación en Baraka. En esta tradición, se denomina samatha a la concentración, y vipassana, a la atención consciente al incesante surgir y cesar de los fenómenos. Samatha y vipassana van juntos en el trabajo de meditación. Para trabajar vipassana necesitamos tener un samatha fortalecido, y sati, atención plena, muy establecido.

Nuestras mentes dispersas necesitan mucho de sati, de la atención plena al momento, y para que esta atención consciente vaya tomando protagonismo en nuestro día a día, necesitamos entrenarnos. Es una cualidad indispensable para el trabajo meditativo, que implica un esfuerzo interno para ir desarollando el auto-conocimiento y a la auto-regulación de la mente.

Mindfulness, traducción de sati, (atención plena), al inglés, es un término que apareció en occidente hace varias décadas y que se atribuye al monje budista Tich Naht Hanh, quien lo utilizó por primera vez en su libro El milagro de minfulness.

Posteriormente, se desarrolló con fuerza, y hace un par de décadas, mas o menos, la investigación de sus efectos a nivel científico terminó incluyendo el mindfulness dentro de los procesos psicoterapéuticos, y se expandió de manera muy rápida entre nosotros.

Este es el mindfulness que más eco ha tenido en nuestra sociedad occidental, y Jon Kabat-Zinn es considerado su precursor con el famoso protocolo para la reducción del estrés, MBSR, que dio pie a otros muchos basados en esta variante de la meditación. El reto consiste en generar e integrar calma y visión interna en nuestra vida diaria, y aprender a gestionar correctamente los pensamientos y las emociones.  Para ello, se realizan diferentes prácticas, tanto formales como informales, en las que vamos aprendiendo a tomar distancia, a observar los fenómenos con perspectiva.  El observador, (el testigo), observa todo cuanto acontece en nosotros mismos y en nuestro entorno, haciéndonos más conscientes de lo que sentimos, pensamos y de cómo actuamos. Nos ayuda a situarnos de una manera diferente ante las vicisitudes de la vida y a comprender muchos procesos que nos hacen sufrir, tales como el estrés, la ansiedad, el dolor, las emociones, etc. El primer paso es darnos cuenta de cuándo estamos en piloto automático y cuándo con atención plena al presente, y aprender a trabajar la atención dirigiéndola a algún fenómeno de la experiencia.

Para nuestra sociedad occidental, instaurada en la comodidad, buscadora implacable de bienestar, este tipo de meditación resulta muy atractivo, ya que lo que nos ofrece es precisamente eso, lograr un mejor estado de bienestar, mas relajación, más paz, etc.

Pero, el verdadero trabajo meditativo, el más completo, el que recoge a todos los demás, es sin duda el Vipassana. Se trata de observar absolutamente todos aquellos fenómenos que van apareciendo en la experiencia, sin elección, con distancia, con perspectiva, ,y sin intervenir en su surgir y cesar. No hay nada que esté bien ni mal, todo forma parte de lo que es la experiencia de este momento, y todo es aceptado tal y como es. En este trabajo se va constatando que, todo, absolutamente todo, es impersonal, impermanente e insatisfactorio. Se necesita mucha perspicacia y perseverancia y un sati bien establecido, al igual que una buena capacidad de concentración, samatha.

Concentrar la atención, samatha, es un largo aprendizaje que se va adquiriendo a base de volver una y otra vez al objeto que hemos decidido observar. Cada vez que la mente interfiere o que las sensaciones físicas o afectivas aparecen, simplemente las dejamos de lado y volvemos una y otra vez al objeto de observación. La respiración es la gran aliada en este aprendizaje, y de ella se valen muchas tradiciones meditativas para desarrollar este trabajo.

Shamata apoya a vipassana, es un buen aliado, porque estar atentos al surgir y cesar continuo de los fenómenos que van apareciendo puede resultar ser un trabajo arduo y árido, sobretodo al principio, y puede haber momentos en los que nos podemos sentir perdidos. En estos casos, nos puede ayudar dirigir la atención a diferentes procesos, tales como la observación del cuerpo y las sensaciones físicas, la mente y las sensaciones afectivas, los fenómenos cognitivos, o bien realizar alguna meditación metta, cantar mantras, etc. Hay muchas técnicas que ayudan a recuperar la calma y superar la ansiedad, y generan confianza para seguir adelante, para reconducirnos al vipassana.

Para terminar de hacer el nexo, decir que Mindfulness es una intervención psicoeducativa que va generando con su práctica una conexión muy estrecha con uno mismo, y nos enseña a habitar nuestro cuerpo, a observar el cuerpo y las sensaciones físicas, la mente y las sensaciones afectivas, y los fenómenos cognitivos, que, junto al flujo de la conciencia, son los 4 fundamentos de la atención que se recogen en el satipatana, de donde también se nutre el vipassana.

Y esto es todo lo que hay que observar. No hay nada más. Lo que hay que observar es el incesante surgir y cesar de los fenómenos de nuestra existencia, y cuando sentimos que la atención se dispersa y la agitación aparece en medio de nuestra meditación, la observación dirigida a alguno de los fundamentos de la atención nos ayudará a relajarnos, a centrarnos de nuevo en el trabajo de observación de la propia experiencia, a indagar en lo que instante a instante va surgiendo y cesando en un flujo continuo.

Mindfulness nos enseña a mantener la consciencia, la atención plena, sati, en aquello que estamos realizando. De esta manera, quitamos fuerza a esa mente que continuamente está generando contenidos, la mayoría de las veces de manera inconsciente, que resultan perjudiciales para nuestro organismo, para nuestro cuerpo-mente. La mente nos lleva con facilidad a su terreno, a vivir en una realidad que no existe. La capacidad de vivir el momento presente está en nosotros, se llama sati.  Sólo hace falta que la dejemos mostrarse y la desarrollemos.

La meditación incluye mindfulness, y por experiencia propia, y la de personas a las que he dirigido en mis grupos, creo que Mindulness puede ser una buena puerta para iniciarse en la práctica de la meditación vipassana.

Mindfulness nos lleva de forma natural a experimentar la meditación, y a medida que se avanza, se va vislumbrando un sendero que va mas allá, y que en ocasiones invita al practicante iniciado en mindfulness a seguirlo. Lo principal es practicar. Y que cada cual se entrene con perseverancia y vaya atisbando cual es su camino a recorrer.

Ánimo pues, y mucho Baraka!!!

Fer Gorostiza