MINDFULNESS & YOGA
Iniciación a Mindfulness.
El mindfulness que conocemos, traducido como atención plena, tiene su base en las tradiciones meditativas orientales. Practicantes occidentales que vivieron la experiencia de la meditación oriental trajeron esta experiencia a occidente. Uno de los casos mas conocidos por su repercusión en la sociedad occidental es el médico americano Jon Rabat-Zinn, quien vió las posibilidades que ofrecía la meditación para ayudar a sus pacientes de la Clínica de Reducción del Estrés de la Universidad de Massachussets a mejorar su calidad de vida, reduciendo el estrés que les tenía prisioneros.
La neurociencia también se hizo eco de la potencialidad de esta técnica de meditación hacia principios de los 70. Richard J. Davidson y su equipo de la Universidad de Wisconsin, empleando electroencefalogramas y técnicas de neuroimagen, como el escáner cerebral, estudiaron los efectos de la meditación en los monjes tibetanos y emplearon estas técnicas para poder medir las posibles de transformaciones cerebrales.
Podríamos hablar de Mindfulness desde diferentes perspectivas pero, en definitiva, se trata de prestar atención siendo conscientes de que nos enfocamos en algo y con la firme intención de mantener ese foco de atención.
Podemos prestar atención a los diferentes planos de nuestra experiencia, andar, comer, ver, oír …, es decir, todo aquello que puede llegar a nuestra conciencia por medio de nuestros 5 sentidos y de la mente. Ocurre que cuando nos proponemos firmemente poner atención plena a lo que está ocurriendo en nuestra experiencia presente, mientras comemos, por ejemplo, esa atención es intermitente porque la mente nos otros contenidos que nos van distrayendo de la observación del objeto elegido. Cuando ocurre esto, sería interesante que nos preguntáramos por qué ocurre, por qué, si nos hemos dado la orden de observar algo preciso, la mente divaga sin control.
El trabajo que realizamos con Mindfulness es prestar atención al momento presente, sin juicio, volviendo a la observación del objeto elegido cada vez que la mente se nos vaya por otros derroteros. Y muy importante, observamos la realidad tal cual es, sin juicios. Aprendemos, por ejemplo, a no ser reactivos, a ver las cosas con perspectiva, a responder de manera sabia a las vicisitudes del día a día. Y esto disminuye sustancialmente el sufrimiento vital que nos acompaña. Estas prácticas están avaladas por numerosos estudios científicos de prestigiosas universidades. Son muchos los protocolos de Mindfulness que se desarrollan con éxito en la actualidad tanto en ámbitos sanitarios como en universidades, escuelas, empresas, etc.
Estas técnicas, realizadas de manera correcta, además de la reducción del estrés, que fué el trabajo pionero puesto en marcha por Jon Kabat Zinn, ayudan a gestionar las emociones, reduciendo las negativas y aumentando las positivas, se desarrolla la capacidad de la atención y la concentración, se aprende a gestionar la ansiedad, la preocupación. Ayudan con el dolor crónico, (el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional), la depresión, los trastornos del sueño, las enfermedades cardiovasculares y la ansiedad.
Además, los resultados obtenidos por los equipos de investigación mediante escáners y técnicas de neuroimagen, han demostrado que estas técnicas pueden llegar a producir cambios beneficiosos y profundos en el cerebro, que reducen las regiones responsables de la reactividad y el miedo, (amígdala y el hipotálamo). La meditación mindfulness También puede producir cambios en las conexiones sinápticas, que se refuerzan según se trabajan.
A pesar de que el mindfulness se popularizó por el trabajo anti-estrés de Kabat-Zinn, el verdadero sentido de esta práctica vas más allá de todas las bondades que se han mencionado anteriormente, ya que es, además, un camino que genera cambios en nuestra experiencia vital, que nos hace darnos cuenta de que no estamos separados de los demás, lo cual es la fuente de nuestro sufrimiento.
El trabajo de observar la actividad de la mente, consiste en prestar atención plena a nuestros pensamientos y emociones. Observar todo lo que aparece en nuestra conciencia momento a momento, con aceptación, con amabilidad, sin tratar de cambiar nada, sin apegarnos o rechazar esa realidad. Simplemente observar. Observar cuándo estoy atento al aquí y ahora, y cuándo la mente se ha ido. Ese es el juego.
Mindfulness va unido siempre a la aceptación de la realidad tal cual es. Dicho de otra manera, la aceptación es la base de la meditación Mindfulness. Atención al momento presente y aceptación son los dos componentes básicos de Mindfulness. Si no hay aceptación al momento presente no hay mindfulness. La no aceptación genera obsesión por que las cosas sean como queremos y no como realmente son, lo cual genera sufrimiento, preocupación, ansiedad, etc. Mindfulness es el seguimiento continuo de las experiencias internas (pensamientos, emociones, etc.) y de las externas. Se trata de experimentar los eventos internos y externos tal cual son, sin añadir ninguna valoración a las mismas, sin evitarlas porque no nos gustan, sin apegarnos a ellos porque nos resultan agradables.
El hablar de aceptación nos resulta raro, nos sorprende, y nos causa rechazo, porque lo relacionamos con la resignación, con renuncia a realizar cambios en un futuro. Pero no tiene nada que ver con esto. Aceptar es no oponer resistencia al fluir de la vida, a lo que ya es.
La resistencia surge cuando no hay aceptación, cuando sucede algo que no se ajusta a nuestros planes, a lo que queramos que sea, o nos disgusta. Deseamos evitar aquello que nos resulta desagradable, doloroso, que no nos gusta por alguna razón.
Ese rechazo es normal, es muy humano, es parte de nuestro instinto de supervivencia, de nuestra evolución. Acercarnos a lo que nos gusta y rechazar lo que no nos gusta, o ignorar lo que desconocemos es el juego continuo de nuestra mente.
Pero lo que es, es, y no aceptarlo lo único que nos trae es sufrimiento. Esta resistencia tiene sus consecuencias, y añade un dolor innecesario al que ya se ha producido, un segundo sufrimiento. El primero es inevitable, pero el sufrimiento que genera la resistencia sí se puede evitar.
Cuando no hay aceptación, cuando no queremos vivir las cosas que nos disgustan, las enfermedades, desilusiones, muertes de seres queridos, etc, nos bloqueamos el camino para sanar, para encontrar una solución adecuada a la situación desagradable.
El aceptar conlleva reconocer la realidad tal cual es. Estar con lo que es en el presente. Vivir los acontecimientos como oportunidades. Es la única manera de pasar de la desesperación a la serenidad, a la paz.
Como todas las cosas importantes que nos ocurren y nos resultan complicadas, la aceptación tiene sus fases. La primera es el rechazo, la aversión, luego viene la observación de la realidad con curiosidad, para pasar a tolerar aquello que no podíamos aguantar y terminar por consentir que sea lo que es. Este es el camino para aceptar las situaciones y tener una mayor libertad para buscar soluciones a las mismas.
Además, la aceptación es una forma de amor, de querernos a nosotros mismos, de aceptarnos como somos, y por ende, a los demás… Cuando rechazamos un fenómeno de nuestra realidad, ya sea una sensación de nuestro cuerpo, un pensamiento o una circunstancia externa, estamos rechazando parte de nosotros mismos. Y esa resistencia nos lleva a sufrir y a prolongar el dolor de manera innecesaria. Mindfulness es un hermoso camino de auto-conocimiento que nos ayuda a percibir la realidad tal y como es, y vivirla con aceptación, de manera mas plena y sabia.
Mindfulness es un instrumento muy valioso y en nuestras manos está el afinarlo para que exprese sus mejores notas.